18 de agosto de 2020

‘Evita todo contacto visual’: paranoia en la era de la vigilancia

Evita todo contacto visual | elPulpo Foto

Durante la presentación de Richard D. James aka Aphex Twin en el pasado festival Day for Night hubo un momento particular que llamó mi atención, mi mente se concentró en una imagen que se repetiría durante varios momentos del show, se trataba del rostro de uno de los asistentes, su rostro aparecía en las pantallas que rodeaban el escenario, primero era la imagen típica, una vista general de quienes están en primera fila, luego empezaba la manipulación, primero el rostro de una de las personas se sobreponía en los rostros de los demás, luego era una versión caricaturizada del rostro de Richard D. James el que se apoderaba de la identidad de los asistentes, el juego se repetía con diferentes variantes, más adelante se presentaban imágenes de celebridades cuyos rostros nunca veríamos claramente, en lugar de eso lo que aparecía en la pantalla era una versión alterada y fragmentada, luego sería el rostro de la persona del público la que sería puesta en las cabezas de las fotografías presentadas.

Captura de pantalla de video del usuario AudioTelepathy de YouTube, Aphex Twin en el festival Day for Night, 17 de Diciembre, 2016
Captura de pantalla de video del usuario AudioTelepathy de YouTube, Aphex Twin en el festival Day for Night, 17 de Diciembre, 2016
Captura de pantalla de video del usuario AudioTelepathy de YouTube, Aphex Twin en el festival Day for Night, 17 de Diciembre, 2016
Captura de pantalla de video del usuario AudioTelepathy de YouTube, Aphex Twin en el festival Day for Night, 17 de Diciembre, 2016

La preguntas que se repetían en mi cabeza acerca del uso de la imagen propia se repetirían al día siguiente mientras veía en vivo a Lightning Bolt, ya que gracias a estar en primera fila, entre sacudidas de cabezas noté que era sujeto de varios fotógrafos que registraban el concierto, se hacían videos en los que aparecía en el centro, supongo que dichos videos fueron proyectados en las pantallas que rodeaban el escenario pero la música era lo único a lo que dirigía mi atención y no pude analizar la manera como era usada mi imagen. Casi un mes después del concierto he encontrado fotos en la que aparezco y entiendo que al tratarse de un evento público los fotógrafos tienen derecho a usar mi imagen, al pisar el recinto yo entregué el acceso a mi imagen reconocible.

Fotografía de Jessica Alexander tomada en el festival Day for Night, 18 de Diciembre, 2016 (Alterada por Sara Mejía)
Fotografía de Jessica Alexander tomada en el festival Day for Night, 18 de Diciembre, 2016 (Alterada por Sara Mejía)

Ahora que las cámaras y las pantallas son omnipresentes, es necesario reconocer que nuestra posible aversión a ser registrados es inútil, especialmente si accedemos a hacer parte de una red social, en ese caso no tiene sentido pretender que tenemos propiedad y control de nuestra imagen, cada movimiento en la red queda en el registro virtual. Una semana antes de asistir al mencionado festival entré a la página del evento en Facebook para hacer una pregunta sobre el sitio de recogida de las boletas y en un par de horas recibí peticiones de amistad y mensajes directos que me generaron incomodidad, creo que el error fue mencionar que asistiría sola y que era de otro país, mi intención era recibir ayuda de los organizadores del festival y lo que sucedió fue que durante los dos días de concierto me asaltaría una leve paranoia.

Es esa paranoia la que explota Holly Herndon junto a su colaborador Mat Dryhurst. Durante varios shows de la artista, Dryhurst y Herndon buscan en los asistentes del evento de Facebook y guardan imágenes y posts que luego proyectan durante el concierto, así que quienes están en el público esperando ver a Herndon se encuentran frente a una suerte de espejo virtual.

Imagen tomada de las proyecciones realizadas por Mat Dryhurst en un concierto de Holly Herndon
Imagen tomada de las proyecciones realizadas por Mat Dryhurst en un concierto de Holly Herndon
Imagen tomada de las proyecciones realizadas por Mat Dryhurst en un concierto de Holly Herndon
Imagen tomada de las proyecciones realizadas por Mat Dryhurst en un concierto de Holly Herndon

La pregunta no es si nos sentimos cómodos con dichos usos de imagen e identidad en redes sociales, si entramos en ese espacio entonces la pregunta pierde validez, entrar es aceptar las reglas y las consecuencias de la eterna fluctuación de datos en internet. Antes de Facebook y los smartphone el temor por la privacidad se concentraba en la difusión uno a uno, es decir, si una chica enviaba una fotografía privada a su pareja sería directamente, no a través de redes sociales y la amenaza existiría en que la imagen se compartiera de una persona a otra. Ahora el temor recae en la permanencia, una vez una imagen de esa naturaleza es compartida a través de una red social, los filtros de privacidad aplicados son simples placebos, esta imagen será como agua que chorrea entre nuestras manos, los datos que la componen pueden repartirse, dividirse, multiplicarse cientos de veces y hacer que una foto sea miles de fotos en miles de lugares a la vez.

Uno de los temas que se menciona una y otra vez en las redes es aquello de los ‘leaks’{1} de fotos privadas de celebridades. Hackers roban los archivos y los venden al mejor postor, luego es cuestión de minutos para que sean publicadas en cientos de tabloides y blogs. En 2014 fueron robadas fotos de Scarlett Johansson y en poco tiempo se hizo viral el término #scarletjohanssoning, se trata de un tag que remite a imágenes que replican la pose Johansson en una de las fotos, ahora que estamos en la era de los ‘memes’{2} todo es susceptible a ser convertido en una broma.

Imagen tomada del blog tush.tumblr.com, autor desconocido
Imagen tomada del blog tush.tumblr.com, autor desconocido
Imagen tomada del blog tush.tumblr.com, autor desconocido
Imagen tomada del blog tush.tumblr.com, autor desconocido

Existe una ramificación, webs dedicadas a recopilar fotografías manipuladas en las que se añaden rostros de celebridades a fotogramas de películas porno. Retomando el caso de Johansson, si hay un curioso en busca de material para fantasías sexuales, podría recurrir a las mencionadas webs o a alguna película en la que la actriz aparece desnuda, pero hay algo que hace especialmente codiciadas a las fotos cándidas robadas por hackers, estas no están cubiertas por un manto artificial, no son retoques mediocres o papeles en una obra cinematográfica, el deseo voyeurista no puede saciarse con una imagen entregada, debe existir el acto de mirar donde no se debe.

Fotografía robada a Scarlett Johansson por hacker desconocido (Alterada por Sara Mejía)
Fotografía robada a Scarlett Johansson por hacker desconocido (Alterada por Sara Mejía)

El tema de la vigilancia y la paranoia que deviene de ella ha sido extensamente tratado desde muchas perspectivas. Algo que se ha vuelto común es la circulación de imágenes obtenidas del ‘Google Street View’{3}, y entre tantos que se han aventurado a buscar capturas atractivas destaca el fotógrafo Michael Wolf quien presenta situaciones simples, él un recurso poderoso al hacer capturas de parejas que se besan, transeúntes con gafas de sol, personas con expresiones que cubren parte del rostro, así no es necesario borrar la identidad con censura y las capturas parecen más naturales que aquellas que cubren el rostro con un filtro borroso, los resultados de las búsquedas de Wolf son inquietantes y parecen exponer momentos íntimos, aunque realmente están expuestos en una plataforma pública a cualquiera con un ordenador o un smartphone.

‘Paris street view 028‘ de Michael Wolf, 2009
Paris street view 028‘ de Michael Wolf, 2009
‘Paris street view 016’ de Michael Wolf, 2009
‘Paris street view 016’ de Michael Wolf, 2009

El artista Rafael Lozano-Hemmer utiliza con frecuencia la robótica y la vigilancia computarizada para sus sofisticadas instalaciones, entre ellas ‘1984×1984’ del 2015, en la que una cuadrícula muestra miles de números de direcciones de fachadas extraídos de ‘Google Street View’, los números reaccionan a la silueta de los visitantes de la exposición y los que quedan dentro de la silueta realizan un conteo  hasta llegar a 1984, esto recordando la obra epónima de George Orwell. El nivel de complejidad de las obras de Lozano-Hemmer es impresionante, pero hay dos que destacan por su relación con la nueva domesticidad de las redes y la vigilancia perpetua, el proyecto ‘Inspired by Real Events’ es revelador en su simpleza, en él se reclutan 6 voluntarios para visitar 6 locaciones en Ciudad de México y subir una escalera hasta alcanzar una cámara de vigilancia, el producto final es el video en el que se ve la persona alcanzando la cámara y de él son extraídos fotogramas que se convierten en una suerte de retrato, en ellos se ve la mano a punto de alcanzar la cámara, lo paradójico es que el poderoso gesto no tiene trascendencia, la cámara seguirá viéndolo todo y la mano que amenaza al ojo será sólo una eventualidad entre horas interminables de grabación.

‘1984×1984’ de Rafael Lozano-Hemmer en Haus der Elektronischen Künste Basel, 2016
1984×1984’ de Rafael Lozano-Hemmer en Haus der Elektronischen Künste Basel, 2016
‘1984×1984’ de Rafael Lozano-Hemmer en Haus der Elektronischen Künste Basel, 2016
1984×1984’ de Rafael Lozano-Hemmer en Haus der Elektronischen Künste Basel, 2016
‘Inspired by Real Events’ de Rafael Lozano-Hemmer, 2004
Inspired by Real Events’ de Rafael Lozano-Hemmer, 2004

La palabra del momento es paranoia, la persecución es implacable y la lideran los lentes de las cámaras, lo que a veces no notamos es que el ojo que graba todo no necesariamente es una cámara, ese es papel de Facebook con sus aplicaciones para registrar y controlar todo, desde los lugares que visitamos hasta nuestras relaciones sociales y sus altibajos, por eso el proyecto ‘Friendfracker’ de Lozano-Hemmer resulta tan relevante, se trata de una web en la que una vez entregada la información de ingreso se procede a eliminar de uno a diez amigos al azar, la identidad de los perfiles eliminados es un misterio para el usuario que entrega el poder a la aplicación, así que si se reflexiona al respecto, podría suceder que una vez realizada la tarea pase desapercibido el resultado, siguen los posts, los ‘megusta’ y las fotos de perfil sin que nadie se entere de la ausencia de un amigo, esa es la naturaleza de las redes, el flujo constante de información basura hace que tanto ausencias como presencias indeseadas puedan quedar escondidas.

‘Friendfracker’ de Rafael Lozano-Hemmer, 2013
Friendfracker’ de Rafael Lozano-Hemmer, 2013

No es extraño que nos sintamos identificados al ver series como Black Mirror o Mr Robot, en ellas se presionan esos temores. El personaje estrella de nuestros delirios de persecusión virtual tiene que ser Elliot Alderson de Mr Robot, quien además de ilustrar lo vulnerables que somos una vez sumergidos en nuestros ordenadores, hace un espejo al mostrar cómo la mente es víctima a fluctuaciones aterradoras que amenazan la propia cordura. La manera como Sam Esmail, creador de dicho personaje, hace un paralelo entre los gusanos de la mente y los gusanos que invaden sistemas informáticos es brillante y a la vez aterradora. Me atrevería a decir que los monólogos psicóticos de Elliot son nuestro equivalente a los monólogos existenciales de Hamlet, así que nuestro héroe destinado a la tragedia es un hacker agobiado por su padecer mental. El segundo nivel de todo esto es que en los sitios que encontramos un sentido de identificación son medios de entretenimiento de masas a través de pantallas, ficciones que tienen respectivas páginas de Facebook ávidas de ‘seguidores’ y ‘megusta’.

Tal como lo publicita la serie ‘Black Mirror’, “el futuro es brillante”. 

Hace 68 años fue publicado ‘1984’ de George Orwell, y siguiendo su narrativa ya serían 33 años pasados desde los días del Gran Hermano y la Policía del Pensamiento, y aunque la realidad distópica de Orwell no ha tenido una realización a pie de la letra, los rastros son inequívocos y parece que la distopía no es lejana a nuestra realidad.

 

Burn the witch
(Quemen a la bruja)
We know where you live
(Sabemos donde vives)
Red crosses on wooden doors
(Cruces rojas en puertas de madera)
And if you float you burn
(Y si flotas te quemarás)
Loose talk around tables
(Conversaciones flojas alrededor de mesas)
Abandon all reason
(Abandona toda la razón)
Avoid all eye contact
(Evita todo contacto visual)
Do not react
(No reacciones)
Shoot the messengers
(Dispara al mensajero)

Thom Yorke canta bajo una orquestación ominosa, parece una advertencia y las imágenes varían, quemas de brujas medievales, advertencias bíblicas pintadas con sangre de cordero, cámaras que registran rostros, registros de visitas y residencias. El temor al que inducen obras de Lozano-Hemmer, letras de canciones de Radiohead, guiones incisivos de Mr Robot, no es una ficción narrativa, es nuestra realidad frente pantallas y cámaras.
‘Autorretrato para texto 01’ de Sara Mejía, 2017
‘Autorretrato para texto 01’ de Sara Mejía, 2017
{1} Leak: término usado para referirse a los incidentes en los que información privada es robada y filtrada a sitios webs
{2} Meme: se usa para describir una idea, concepto, situación, expresión y/o pensamiento manifestado en cualquier tipo de medio virtual, que se replica mediante internet de persona a persona hasta alcanzar una amplia difusión.
{3} Google Street View: es una prestación de Google Maps y de Google Earth que proporciona panorámicas a nivel de calle (360 grados de movimiento horizontal y 290 grados de movimiento vertical), permitiendo a los usuarios ver partes de las ciudades seleccionadas y sus áreas metropolitanas circundantes.
 

See Michael Wolf work on Artsy

Sobre la autora: SARA MEJÍA - Nací y vivo en Medellín, soy fotógrafa, eso se supone porque dediqué tres años de mi vida a estudiar fotografía en la ciudad de Barcelona. Ahora busco más pensar en fotografía que hacerla, aunque mi cámara siempre fiel me acompaña a todas partes, es mi diario personal, como lo son los textos que escribo sobre arte porque al final es el arte el que gobierna mi vida, la música es mi vicio más irremediable y me gusta dormir con un libro de Félix González-Torres en brazos, el arte es mi más querido compañero.