23 de julho de 2016

Los rastros del crimen

Fotografías de una habitación patas arribas con las ventanas rotas, de manchas de sangre en la pared, de un cuchillo escondido, de un sujetador arrancado tirado en el suelo y de un cadáver bajo un edredón del cual se ve solo un pie.

No existe prácticamente ninguna inspección ocular técnico-policial en la que no se incluya de una u otra forma, la fotografía con el fin de constatar la veracidad de los hechos y recopilar todos los indicios o vestigios, identificar a los autores del crimen y aportar al juzgado los elementos para la sentencia.

Desde hace más de cien años, la fotografía ha demostrado que constituye una de las fuentes de evidencia o de prueba más precisa y fiable ante los Tribunales. Una buena fotografía aplicada a la investigación criminal es aquella que recoge fielmente los detalles que servirán para poner de manifiesto lo que interesa a la investigación que se sigue. Sin embargo, aquí destacaré otra perspectiva, quiero dar un paso más allá del mero análisis de una fotografía que prueba un crimen. Como es habitual en mi acción de trabajo, voy a  leerla  bajo una lente psicológica.

El asesino deja rastros, es inevitable, pero no solo físicos también vestigios psicológicos.

El homicida es un narrador: con sus crímenes quiere contarse y expresarse. Nosotros como profesionales, tenemos que ser capaces de leer esta historia, el por qué, el cómo, qué finalidad busca con sus crímenes.

Sus huellas psicológicas o de comportamiento se mezclan con las huellas de restos físicos y biológicos. Allí, en la escena del crimen encontramos un mixto de sangre, semen, o saliva con sentimientos, deseos, tanteos.

Aunque “no hay nada más fácil que condenar a un maligno, tampoco hay nada más difícil que entenderlo”, la historia está allí lista para ser vista y leída. Una foto. En cada fotograma de la escena de un crimen se puede ver plasmada la personalidad del asesino y sus rastros físicos.  Sus vestigios. Tenemos que descubrir quién es, cómo lo ha hecho y sobretodo… por qué.

Cuando nos preguntamos el “cómo” nos referimos al modus operandi que en latín significa “método de actuación”, es el conjunto de acciones cometidas por un agresor con el propósito de completar con éxito una agresión. Refleja cómo se ha cometido un delito, que tipo de arma ha utilizado, cómo ha matado, si ha utilizado algo para proteger su identidad, cómo ha escapado, etc.

La teatralización ocurre cuando el agresor altera intencionalmente la escena del delito antes de la llegada de las fuerzas de seguridad, principalmente por dos razones: para dirigir la investigación lejos del sospechoso más lógico o para proteger a la víctima o a su familia.

Todo lo que hemos descrito son partes de un perfil criminológico que nos ayuda a entender quién es este narrador que nos deja una historia de violencia y de sufrimiento.

Con cada fotografía intentamos reconstruir su historia y cada caso es único, como sus fotografías.

Me gustaría contaros  un caso que particularmente me impactó y que sigo utilizando como ejemplo durante mis clases universitarias, donde soy profesor.

Es el día 2 noviembre del 2007 en Perugia, Italia, son las 13h cuando en la casa de la calle Della Pergola, 7 encuentran un cadáver. El cuerpo de Meredith Kercher, una estudiante inglesa de 21 años que se fue a Italia para estudiar en la Universidad de Perugia gracias al proyecto Erasmus.

Meredith fue violada, acuchillada 47 veces y degollada. Según la autopsia la muerte se dió entre las 22h y las 00:00 del 1 de noviembre.

Desde el primer momento se investiga y se habla con los amigos de la chica e inmediatamente la atención de los policías se concentra en la compañera de piso de Meredith y en su novio: Amanda Knox y Raffaele Sollecito.

Raffaele fue quien llamó a la Policía después de que Amanda le comentara lo que había visto: la habitación de Meredith estaba cerrada con llave y los cristales de las ventanas rotas como si alguien hubiera entrado en casa.

Después de haber sido interrogados muchas veces y durante muchas horas, el 6 noviembre fueron detenidos.

Mientras tanto la policía emite un mandato internacional de búsqueda y captura,  de Rudy Guedè, el cual finalmente, arrestaron en Alemania.

Sobre su presencia en el lugar del crimen es obvia: hay huellas de su mano en la almohada de Meredith y en la pared de la habitación. Su semen se ha encontrado en el cuerpo de la víctima y sus heces en el baño.

Pero volvamos a Amanda y Raffaele. Según los jueces de primer grado también fueron ellos quienes cometieron el crimen (en segundo grado fueron absueltos y en tercero volvieron a acusarles con 26 y 25 años de cárcel).

los 3 acusados: Rudy, Amanda Knox, Raffaele
http://www.injusticeinperugia.org/

¿El móvil? Un juego sexual que acabó mal. Después del rechazo de Meredith a formar parte, empezó la violencia.

Rudy abusó de ella y Raffaele y Amanda la acuchillaron y luego teatralizaron la escena simulando un hurto.

La versión de Amanda y Raffaele es que la noche del homicidio se encontraban en casa de Raffaele. Cenaron, fumaron hierba,  y se acostaron juntos hasta la mañana siguiente. Amanda se despertó más o menos a las 10h y volvió a casa para ducharse. Entonces vió la puerta de casa abierta, algunas gotas de sangre en el baño y que la habitación de Meredith estaba cerrada y ella no contestaba.

De vuelta a casa de Raffaele le contó todos estos detalles extraños.

Vamos a analizar los vestigios que también aparecen en las fotografías.

http://www.injusticeinperugia.org/

La dinámica del homicidio indica que los asesinos son más de uno: Meredith ha sido desnudada con violencia como se puede ver también por el sujetador arrancado y acuchillada 47 veces. El cuerpo no presenta heridas de defensa, eso significa que alguien la tenia agarrada. Hay dos tipos de heridas de arma blanca. Es imposible que una sola persona pueda hacer todo esto simultaneamente.

Se ha analizado residuos mixtos de ADN de Amanda y Raffaele en el sujetador, en el baño y en un cuchillo encontrado en casa de Raffaele.

cristales de la ventana
http://www.injusticeinperugia.org/

Además, los vestigios conductuales subrayan una incongruencia con los relatos que narran Amanda y Raffaele. Los cristales de la ventana rota están por encima de la ropa desordenada. Eso significa que ha sido una simulación de hurto porque tendría que ser al revés: primero se rompe una ventana y luego se busca en los cajones para buscar lo que robar.

Otra cosa que no me convence es el hecho que Amanda se ducha tranquilamente a pesar de que en el baño hay manchas patentes de sangre.

meredith-amanda knox
http://www.injusticeinperugia.org/

Y por último, hay incongruencias verbales y no verbales en el relato de Amanda donde muestra sin ningún problema o censura su placer hacia el sexo de manera compulsiva y la falsa tristeza que intenta enseñar. Además del extraño comportamiento de ella y Raffaele durante la inspección ocular de la policía.

Todavía sobre este caso hay muchas dudas, incongruencia y misterios.

Hemos visto muchas fotos de sangre, de violencia, de feroz malignidad. Pero solo una para mi es la que más duele en el alma: la de Meredith.

Sobre el autor: CRISTIAN SALOMONI - Soy Cristian Salomoni, mi interés por el comportamiento humano me llevó a estudiar Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Milán, y varios máster en el ámbito criminalístico y forense impartidos por la Universitat Autónoma de Barcelona y por la Universidad de Alcalá de Henares y al final cursar un grado en Psicología. Actualmente me ocupo de ciencias del comportamiento con mayor atención al comportamiento no verbal y la detección de mentiras impartiendo clase como profesor y director en varios master en España y ocupando cargos como vicepresidente de ACONVE asociación de experto en comportamiento no verbal y participando con varios medios de comunicación nacionales e internacionales analizando cosos de sucesos o temas de actualidad.